El domingo 17 de agosto llegaba al aeropuerto de Barcelona el equipo de cooperantes de la Fundación Sarabastall.

Atrás quedan días de reencuentro, de trabajo, de atención, de observación. Quedan las visitas en el consultorio. El estudio y recogida de muestras para detectar enfermedades. Los tratamientos médicos que seguro van a aliviar sus dolencias. Queda también la formación de maestros, de mujeres, de jóvenes. La revisión de becas y el análisis de cómo estas posibilidades de formación están influyendo en la vida del valle. Las jornadas didácticas de educación para la salud. Queda el impulso de la agricultura, la visita a nuevos invernaderos…

Queda también, la ilusión y la entrega de los más jóvenes del equipo que han estado jugando, trabajando en la escuela con los más pequeños… haciendo correr el balón en los campos polvorientos y descubriendo que el deporte, el juego siempre une.

En definitiva, quedan días intensos y esfuerzos para impulsar a esas gentes a buscar una vida mejor.

Por delante, tenemos un tiempo de reflexión, análisis y diseño de nuevos proyectos.

Para las 13 personas que han sido Sarabastall en Hushé, llega el momento de descansar y reposar sentimientos, imágenes, sabores, olores y rostros.

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