Tres chicas de Hushé, Amina, Alum y Sudiqa, camino de convertirse en alpinistas, de la mano de Sebastián Álvaro. Ya han ascendido a una montaña de más de 6.000 metros. Un proyecto que nace de un sueño, y que significa un paso más dentro de los proyectos de cooperación que la Fundación Sarabastall desarrolla en Pakistán.

Ellas lo soñaron y se lo contaron a su abuelo Abdul Karim. Su abuelo lo compartió con su amigo Sebas… y este último, Sebastián Álvaro, puso manos a la obra para hacer el sueño realidad. Sumó a la Fundación Sarabastall y a la Fundación José Ramón de la Morena, con las que desarrolla proyectos en Pakistán, concretamente en el Valle de Hushé. Involucró en el proyecto a Miriam Marco, guía de montaña y además consiguió patrocinio para la equipación de Ternua. Y todo comenzó a fraguarse.

El objetivo de este proyecto es dar un paso más en los programas de becas de estudio desarrollados en la zona y que han abierto puertas a los más jóvenes y en especial a las mujeres. Dar visibilidad al importante papel que juega la mujer en la sociedad baltí, y ofrecerles las mismas oportunidades que tienen sus padres y abuelos en el Valle de Hushé, de trabajar en la montaña. La mujer ya es un motor económico en su familia, pero si lo desea debe poder convertirse en guía de montaña y conocer a fondo su entorno natural.

Para conseguirlo, desde principios de julio, se está realizando una expedición, en la que las tres chicas de Hushé acompañadas por la guía de montaña española Miriam Marco ya han alcanzado la cima de una montaña de más de 6.000 metros, en el valle de Hunza.

No cabe duda que este camino ya no es un sueño, es un paso hacia la libertad y hacia la igualdad.