Siempre decimos que el tiempo vuela, y es cierto… Pero cuando vivimos momentos intensos, en los que los que nosotros también volamos y recorremos miles de kilómetros en unas horas, y además contemplamos paisajes increíbles, y nos reencontramos con personas y pueblos que nos esperan con los brazos abiertos… más que volar, el tiempo huye!!
Y eso hemos sentido un año más los miembros de la Fundación Sarabastall que partimos el día 26 de julio de España, y regresamos el pasado día 10 de agosto. Parece que el tiempo se ha esfumado. Pero han sido tantas las experiencias, tantas las miradas, tantas las sonrisas, tantos los abrazos… que echando la vista atrás hoy vemos que el tiempo ha dado sus frutos y han sido muchos.
Estos días, dedicados al trabajo de revisar proyectos puestos en marcha, control de becas de estudiantes, cursos de formación para maestros, pasar consulta a muchos pacientes, formar a sanitarios, revisar obras y recoger nuevas ideas y necesidades… encuentros, entrevistas, reuniones… Es ahora, al regreso, cuando se hace recuento de lo hecho y lo vivido, y nos damos cuenta que merece la pena y que son muchos los granos de trigo sembrados en el Valle de Hushé entre todos y con el apoyo de mucha gente.
Como conclusión os diremos que en las consultas médicas se destaca el interés por formarse de todo el personal, se han llevado a cabo muchos diagnósticos que los propios sanitarios del valle van a seguir tratando con la formación recibida, que en Marzigon, una pequeña aldea ya está trabajando como sanitaria una chica de Hushé que ha sentido la inquietud por formarse. Y que las escuelas de Hushé se han quedado pequeñas, faltan aulas y maestros, y no es que ahora nazcan más niños, sino que ha aumentado casi hasta el cien por cien la escolarización de chicos y chicas.
Estas son algunas de las pequeñas cosas que hemos visto y sentido en estos días, y por ello: ¡Merece la pena comprometerse!